lunes, 28 de enero de 2013

Mi experiencia como estudiante


Como ya comenté en la entrada anterior, a mí siempre me ha gustado el mundo del maquillaje y siempre me he ido documentando a través de libros y videos, pero nunca veía la oportunidad de estudiar debido al alto coste de los cursos.
Preguntaba en miles de escuelas y todas me daban unos números espeluznantes, así que a la vez que trabajaba iba ahorrando para cuando llegara el día de cumplir mi sueño y aprender nuevas técnicas en este mundo que tanto deseaba.

Mi primer contacto con este mundo, vino a través de una persona que trabaja en una cadena de televisión local y me comentó que no tenían maquilladores porque no había presupuesto, así que decidí ir a maquillar a dicha persona gratuitamente, a la vez me serviría para ganar más currículum  en este terreno.
De esto hace ya 3 años, pero todavía voy yendo días sueltos.

Recuerdo que el primer día iba eufórico y con muchísimas ganas de aprender, tanto que llegué a la puerta y la academia estaba todavía cerrada, pero como a mí nos paso a muchos, así que aprovechamos para presentarnos e ir conociendo a mis compañeras de clase.
Una vez dentro y con el uniforme puesto, me dirijo al aula, hacemos las presentaciones individuales, una vuelta conociendo las instalaciones y derechos a estudiar.

Empezamos con teoría, estudiando y analizando la piel, visagismo, distintos óvalos etc,  a la vez que la tutora nos enseñaba a limpiar el rostro y aplicar perfectamente la crema hidratante.
Siempre íbamos paso a paso antes de aprender a sombrear, así que durante unos días nos dedicábamos a limpiar el rostro y aplicar las distintas bases de maquillaje.
Superado estos inicios por fin empezamos a sombrear y adquirir conocimientos de los distintos maquillajes sociales y formas, como el triangular o el famoso ahumado.
Cada día iba viendo el avance para positivo y sin quererlo los meses pasaban demasiado rápido.

Sobre nuestra tutora, era bastante estricta y si algo hacíamos mal teníamos que borrar y empezar de cero, pero siempre me quedaré con una frase que nos decía y tenía toda la razón del mundo.
En la calle hay muchos maquilladores, quiero que vosotros seáis los mejores y estéis bien preparados para afrontar este mundo
Así que a base de disciplina y mucha práctica, llegó el día del examen final de curso y una semana después los resultados y la titulación académica.
Salí más que satisfecho por haber conseguido realizar mis objetivos y por tener mi título profesional bajo el brazo.

A día de hoy tengo mi clientela fija que cada vez que tienen un evento importante no dudan en llamarme para  ponerse en mis manos, y uno se siente muy satisfecho de la confianza depositada y lo contentas que quedan una vez acabado mi trabajo.